Nota Introductoria. 

La intención de compartir estos relatos de experiencias personales no es otra que la 

reciprocidad con todos los maestros por sus aportes, porque los que he podido leer 

hasta ahora me han inspirado fuertemente, ayudándome a profundizar más en mi 

trabajo abriéndome las puertas a nuevas compresiones. Una de las muchas cosas que 

aprendí fue que cada trabajo tenía su propio lenguaje para expresar el sentir, y que 

cada uno tiene su particular forma de llevar a otro ese sentir verdadero. Y eso me 

parece extraordinario porque es como ver un objeto desde diferentes ángulos, 

miradas o formas y eso me animó a este intento, por si pudiera servir para aportar un 

pequeño granito de arena más a esa gran Sabiduría.

Lo que me empuja hacerlo es querer dar lo mejor de mí, de la mejor manera que sé. 

No pretendo nada más. Ya que las experiencias personales tienen que ver con esa 

sensibilidad especial de cada uno, aunque bien es cierto que al escribirlas se reordenan 

de manera especial para una y eso creo que es bueno.

Estas experiencias forman parte de los trabajos realizados para la configuración de la 

“Entrada” y posibles roces con lo Sagrado.

Trataré en la medida de lo posible explicar cómo se fue dando este proceso y para no 

extenderme sintetizaré de esta manera lo esencial.

Ya antes de conocer el Movimiento Humanista1 me hacía a menudo esas preguntas

que en algún momento de la vida y por diversas situaciones nos hacemos la mayoría 

de seres humanos, sobre todos esos temas que hacen a la esencia del mismo. El

sentido de la vida, la muerte, el más allá… personalmente me hacía reflexionar el 

registro de vacío, que me dejaba el hacer cotidiano, sobre todo en aquellos momentos 

en que sentía que mi vida era cada vez más absurda por falta de sentido.